Justicia Social

20 de febrero: Día Mundial de la Justicia Social

Desde Mil Colinas, la razón y el impulso que nos mueve a seguir avanzando se asienta sobre los cimientos de la justicia social. Como asociación que trabaja en el ámbito de la cooperación y la educación social, consideramos que tenemos una responsabilidad conjunta y, por supuesto, cada una de las personas que componemos Mil Colinas, nos sentimos parte de la misma. Generamos espacios de debate y autocrítica en los que analizamos nuestras maneras de pensar y hacer. Y si tuviésemos que escoger una seña de identidad, un motivo por el seguimos avanzando, lo tenemos claro: por justicia social.

¿Pero qué implica todo ello? ¿Cómo podemos contribuir?

En primer lugar, para Mil Colinas, implica una revisión constante y, por supuesto, una profunda consciencia del lugar que ocupamos en el mundo, lo que conlleva, en este caso, ser más conscientes cada día de nuestros privilegios. Este viaje nos ha conducido a identificar que tenemos una responsabilidad social por la que hemos de actuar. Y el actuar pasa por muchos matices, también por las cotidianidades: nuestra manera de hablar o de silenciar, de interactuar, de relacionarnos, la ropa o la comida que consumimos, etc. Pequeñas grandes acciones individuales que se conjugan en diferentes tipos de sociedades.

Por proporcionar algunos datos:

  • La huella ecológica de España (efecto que tienen nuestros hábitos y costumbres en el medio ambiente) es de 3,7, lo que quiere decir que necesitaríamos más de tres Españas para satisfacer a nuestras demandas de consumo.

¿De dónde estamos, entonces, sacando las otras “Españas”?

  • En el continente africano se encuentran el 65% de las tierras cultivables del planeta y contiene un tercio de todas las reservas minerales del mundo.

¿Por qué le llaman pobreza cuando quieren decir expolio?

  • Según datos de la organización “Open Arms”, desde 2014, 20.000 personas han muerto en el Mediterráneo.

¿En qué momento dejaron de importar las vidas humanas?

Nuestras acciones o inacciones alimentan, perpetúan y legitiman un sistema con sed de opresión y abuso. Si continuamos mirando para otro lado, somos cómplices del monstruo que continúa creciendo. No vale escudarse en “no sirve de nada” o “es cosa de gobiernos”. Nuestro silencio e inalterabilidad son los cómplices de las piezas del engranaje.

Por cierto, en relación a lo que hemos citado anteriormente, la huella ecológica de Ruanda, donde se encuentra Urubuto (asociación local junto a la que trabajamos) es de 0,8.

Invitémonos a la incomodidad que resulta a veces cuestionarnos los por qué. Asumamos nuestra responsabilidad individual. No es una cuestión de pena, de caridad o buenismo. Se llama justicia; Justicia Social.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies