Día Mundial de la Niña y el Niño Africanos

  El 16 de junio de 1991 la Unión Africana proclama este día como el Día Internacional de la Niña y el Niño Africanos.

El 16 de junio de 1976, la población de Soweto (Sudáfrica) se organizó en protestas contra las políticas de apartheid del Partido Nacional que gobernaba entonces el país. La policía abrió fuego contra una manifestación de unas/os 10.000 estudiantes en la que asesinaron a varios cientos de personas durante los 10 días que duraron las protestas. Fue el inicio de una serie de consecuencias que llevaron a la caída del régimen del apartheid.

Algunas luchas se han ganado, pero otras muchas quedan por librar.

Por ello, este día recordamos también la difícil situación en la que viven las niñas y niños en el continente.

Hoy queremos contaros cómo es la vida de las niñas y niños en Rukara, como en cualquier otra de las zonas rurales de Ruanda y de muchos otros países africanos.

Se levantan sobre las 5h de la mañana para ir a buscar agua para el consumo (beber, cocinar y lavar) de toda la familia durante el día. Grandes garrafas con las que recogen el agua del río o el lago más cercano, a veces a varios kilómetros de sus casas.

Después, van a la escuela a las 7h, sólo aquellas/os que no la han tenido que abandonar por la situación económica familiar, ya que, aunque la escolarización es obligatoria en Ruanda, no es una realidad. En muchos casos también tienen que caminar kilómetros para llegar. Cuando salen de la escuela, a las 11:40h, vuelven a casa y comienzan el resto de tareas: recogida de leña en el bosque para cocinar; cultivar en la huerta familiar, ya que la inmensa mayoría viven de la agricultura de autoconsumo; cuidado de las/os hermanas/os pequeñas/os; pastoreo de animales; y tareas domésticas como lavar, limpiar o cocinar.

«Aunque la escolarización es obligatoria en Ruanda, no es una realidad.»

Cuando anochece en Ruanda, a las 18h, es cuando terminan las tareas domésticas y tienen que ponerse a hacer los deberes o estudiar, pero sólo podrán hacerlo aquellas/os en cuyas casas haya electricidad.

Además, hay niñas/os que abandonan su hogar para trabajar en otras casas, a veces a cambio de un plato de comida, otras/os que trabajan como pastoras/es cuidando animales, o cultivando la huerta de otras familias, vendiendo en los mercados o buscando cualquier otra forma de subsistir. La vida en las zonas rurales es realmente dura para ellas/os.

«Hay millones de historias difíciles, de sacrificio y de trabajo, de lucha y de resiliencia, de ver vulnerados sus derechos fundamentales como personas y como niñas/os.»

Más allá de la información que nos llega sobre las condiciones de vida de estas niñas y niños, hay millones de historias difíciles, de sacrificio y de trabajo, de lucha y de resiliencia, de ver vulnerados sus derechos fundamentales como personas y como niñas/os.

Por eso existe Urubuto y por eso nació Mil Colinas. Porque estas/os niñas/os necesitan un espacio donde ejercer como niñas/os. Un lugar de acogida donde puedan jugar, hablar, compartir, expresarse, participar, elegir, estudiar, reflexionar, debatir… Aprender.

Todo el mundo reconoce la importancia de la educación reglada para conseguir un supuesto mejor futuro para las niñas y niños, pero poco se habla de la necesidad de la educación social, aquella que genera espacios participativos de empoderamiento en los que sentirse libres. Sólo desde esa experiencia de la libertad podremos acompañar a las niñas, niños y jóvenes en ese camino de desarrollo personal y colectivo en unos valores que siembren la inquietud para actuar y generar cambios para sus vidas y las de sus entornos. En África y en cualquier continente del mundo. Que estos espacios sirvan para levantarse, como lo hicieron un 16 de junio del 76 en Soweto y luchar por sus derechos contra un sistema y un mundo que les oprime.

«Todo el mundo reconoce la importancia de la educación reglada para conseguir un supuesto mejor futuro para las niñas y niños, pero poco se habla de la necesidad de la educación social, aquella que genera espacios participativos de empoderamiento en los que sentirse libres.»

Desde Urubuto, el equipo educativo, les sigue acompañando, cada día, en sus procesos de aprendizaje y empoderamiento.

 

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