Desde lo que somos. Mujeres.
Desde al antirracismo. Desde el seguir cuestionando nuestros privilegios, escuchando a nuestras compañeras racializadas y aprendiendo de sus luchas. Deconstruyendo nuestros machismos, racismos, capacitismos y todos los ismos que no nos dejan ver a lxs demás como nos vemos a nosotras.
Desde la conciencia. De que somos diversas, con distintos saberes, historias, opresiones y posicionamientos. Pero buscando siempre la forma de llegar a lo que nos une. Porque nos agreden, nos violan y nos violentan, porque hoy somos conscientes de las violencias que nos atraviesan y porque no las vamos a consentir.
Desde la memoria. Desde lo que hay en nosotras de nuestras ancestras, madres, tías, abuelas… Que nos acompañaron en gran parte de nuestras vidas y somos algo de lo que fueron. Desde el recordar aquello por lo que tuvieron atravesar. Porque lo conseguido fue gracias a sus luchas. Desde el no olvidar que tenemos un pasado colonizador, y que la mayor parte de los privilegios de los que hoy disfrutamos se sustentan en la opresión pasada y presente de otras personas, simplemente porque no nacieron en nuestro mismo lugar.
Desde los cuidados. Desde el mirarnos entre nosotras, valorarnos, decírnoslo, acuerparnos, abrazarnos, darnos aliento, generar espacios seguros de sororidad y cariño. Desde el saber que tenemos que cuidar a todas, también a las que viven a miles de kilómetros, así como ellas nos cuidan a nosotras.
Desde la educación. Desde el aprendernos, conocernos, reconocernos entre nosotras. Acompañando a lxs niñxs en sus procesos de aprendizaje, para que cambien el rumbo de la historia. Siendo referentes. Haciendo pedagogía en nuestros entornos. Desde una educación que no reproduce, sino que transforma.
Desde otras formas de entender el vivir. Desde las alternativas al consumismo, al capitalismo, al individualismo, a las guerras, a la destrucción de las personas y del medio ambiente, conectadas con la vida, con el entorno y con los pueblos del mundo.
Desde lo poderosas que somos. Desde la rabia, pero también desde la alegría, desde lo que nos une, nos emociona y nos revoluciona contra un sistema patriarcal que nos oprime.
Desde todo esto que somos, feministas, nos levantamos este 8M en Mil Colinas. Y seguiremos luchando cada día. Porque desde lo que somos, hermanas, amigas, compañeras, vamos a transformar nuestras comunidades y entornos, con un grito global en defensa de la justicia social.
¡Derechos para todas! ¡Feministas siempre!