NO a las GUERRAS

A ninguna de ellas. Tampoco a las invisibilizadas por occidente.

Etiopía. Somalia. Mozambique. Malí. Níger. Chad. Burkina Faso. Benín. Nigeria. Camerún. República Democrática del Congo. Sudán del Sur. Sáhara Occidental. Marruecos. Argelia. Siria. Libia. Yemen. Irak. Afganistán. Palestina. Israel. Armenia. Azerbaiyán. Ucrania. Rusia.

Éstos son los países en cuyos territorios se están produciendo guerras. Sin contar todos aquellos en los que hay conflictos violentos.

Todas esas muertes, personas refugiadas y a las que se les niegan todos sus derechos son, en el papel y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos con la que tanto se nos llena la boca a Europa, iguales que las nuestras, pero no lo son. Muchas guerras son invisibilizadas por los ojos de occidente, donde sólo sabemos mirarnos hacia adentro. Desconocemos aquellas que los grandes medios de comunicación y los poderes políticos no nos muestran, pero que tampoco nos preocupamos por conocer ni por informarnos por otras vías. Es más cómodo vivir mirando sólo a una parte del mundo, la nuestra, sin nada que cuestionarnos.

Nos preocupa más una guerra en Europa, quizá porque la vemos más cercana, quizá porque nos remueve más ver a personas blancas sufriéndolas que a personas racializadas, porque nos sentimos más identificadxs si la piel se parece a la nuestra, porque unas vidas valen más que otras. Porque pensamos que los conflictos en el continente africano son endémicos y que nada tenemos que ver en ellos, que no hay nada que hacer. No pensamos en los intereses que nuestros gobiernos occidentales tienen en ellas y en que muchos de los conflictos que suceden en el mundo sustentan nuestro consumo abusivo e irresponsable. Porque el racismo existe también en las guerras. Porque estamos viendo imágenes de cómo a muchas personas negras no se les está permitiendo huir en Ucrania. Por negras.

¿De verdad no pensamos que tenemos mucho que cuestionarnos? Dejemos de culpabilizar exclusivamente a nuestros gobiernos y pensemos por qué estamos consintiendo esto. ¿Por qué?

Las guerras destruyen los derechos humanos de las personas y sus vidas. Destruyen infancias de niñxs que crecerán teniendo miedo, con traumas, sin poder ir al colegio, huyendo… Las de mujeres que serán abusadas, violadas y sufrirán mucha más violencia de la que ya sufren por el hecho de ser mujeres. Las de pueblos y ciudades enteras cuyas vidas, si viven, quedarán marcadas y condicionadas para siempre.

Porque las guerras se deciden desde los despachos de las élites de quienes ponen los intereses económicos y políticos por encima de las personas y de la humanidad.

Sus guerras, nuestrxs muertxs. 

¡NO a las GUERRAS!

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