¿Cómo es el confinamiento en Rukara?

Desde que comenzó la pandemia de coronavirus, Ruanda tomó estrictas medidas de larga duración, como el cierre de escuelas y cualquier lugar en el que había concentración de personas o las duras restricciones en la movilidad. Con algunos picos de subidas en los contagios, especialmente en las grandes ciudades, consiguieron un control relativo de la pandemia con pocos casos (al menos detectados). Según las personas expertas, la poca movilidad de la población, el aislamiento de muchas zonas a las que no llegan los medios de transporte colectivos, la población joven y el tener un sistema inmunitario más fuerte debido a las condiciones de vida, les ha protegido durante este tiempo.

Pero las cosas han cambiado. Desde hace semanas los casos se están incrementando exponencialmente, al principio en las ciudades, donde se tomaron las medidas primero, y ahora los contagios han llegado a las zonas rurales. Con más de 10.000 contagios detectados cada día, Ruanda suma ya un total de 2.037.126 casos desde el inicio de la pandemia y 771 muertes (según el Ministerio de Sanidad con fecha 27/07/21), cifra que, según profesionales de la sanidad, es mucho más elevada de la que indican los datos oficiales.

Desde el 6 de julio, las escuelas están cerradas en Ruanda y, una semana después, nos vimos en la obligación de suspender también las actividades grupales con niñas, niños y jóvenes en Urubuto. A las puertas de realizar los exámenes de acceso al siguiente grado que se realizan en Ruanda en 6º de Primaria, 3º de Secundaria y 6º de Secundaria (éste para el acceso a la universidad), durante estas semanas el grupo de jóvenes ha estado viniendo en pequeños grupos para estudiar y preparar los exámenes. También el equipo ha estado visitando a las familias en sus casas para ver cómo se encuentran y sus necesidades.

Desde hoy, 28 de julio, y debido al aumento de los casos en el pueblo, han confinado Rukara, al igual que otros muchas zonas rurales del país, para frenar el incremento de contagios. El 10 de agosto el gobierno revisará las medidas para decidir si se prolongan. Afortunadamente, tanto en Primaria como en Secundaria, han podido terminar sus exámenes y el curso escolar, que ha durado un año y medio debido al cierre de las escuelas durante 9 meses en el año 2020.

Pero, ¿cómo es el confinamiento en Rukara? La gente permanece en sus casas de adobe, sin agua y sin electricidad; casas pequeñas en las que suelen convivir muchos miembros de la misma familia. Los movimientos sólo están permitidos en horas estrictas para ir a cultivar o buscar agua. El resto de alimentos que no se cultivan en las huertas familiares, resulta complicado conseguirlos. Es mucho más difícil aún el acceso a otros productos como los de higiene. La economía de las familias se ve profundamente dañada al no poder realizar las actividades de economía popular que las sostienen habitualmente. La policía y militares vigilan el cumplimiento estricto de las medidas por las calles, llevando al calabozo a aquellas personas, menores de edad o adultas, que no las cumplen. Para las niñas y niños es un tiempo de estar encerradas/os, o en el pequeño espacio trasero que tienen las casas en Ruanda, sin mucho que hacer a parte de las tareas domésticas. El tiempo que dure el confinamiento estarán sin ningún material educativo o de ocio que pueda estimularles a que pasen más rápido los días por venir. Cuando las niñas, niños y jóvenes regresaron a Urubuto tras el confinamiento del año pasado, el equipo notó un claro retroceso en los aprendizajes y el desarrollo de la mayoría de ellas/os. Ahora tememos que vuelva a suceder lo mismo.

Hasta las pandemias entienden de privilegios. Sin apenas gente vacunada, mientras en otros países como España nos vacunamos incluso las personas que no somos de riesgo, la situación se complica en Ruanda, al igual que en otros muchos lugares del mundo, debido a las desigualdades y a la falta del cumplimiento de los derechos fundamentales a la salud de las personas, como son el acceso a vacunas, a una atención sanitaria adecuada y las dificultades para la detección de contagios y prevención de contagios.

Desde Urubuto y Mil Colinas seguimos trabajando para apoyar a las niñas, niños, jóvenes y familias de Rukara en la superación de sus dificultades actuales y por venir.

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