Lxs niñxs blancxs también tienen derechos

Viendo las imágenes de esta mañana de lxs niñxs de mi entorno, me ha venido a la mente la película de “Binta y la gran idea”, un cortometraje que recomiendo, dirigido por Javier Fesser.

Imaginaba a lxs niñxs de Rukara, qué estarían haciendo hoy, que es el primer día del curso escolar en Ruanda. Muchxs de ellxs no sabrán que hay clase, porque el Gobierno ha adelantado el comienzo de curso una semana y no tienen forma de enterarse del cambio, otrxs no habrán podido ir porque no tienen dinero para comprarse los cuadernos o un boli o las sandalias, otrxs no podrán asistir en todo el año… Lxs que hayan ido, habrán tenido que levantarse a las 5:00h de la mañana para ir a por agua antes de ir al colegio, regresar después de las clases a casa para cultivar, ir a por leña, cuidar de sus hermanxs…

Y aquí, las imágenes me han parecido obscenas. Abriendo regalos y regalos en una casa, en la de unxs abuelxs, en la de lxs otrxs, en casa de lxs tíxs… He sentido verdadera pena por esxs niñxs, y por esas familias.

He recordado al padre de Binta, que decidió adoptar un niñx blancx porque pensaba que tenían derecho a ser educadxs en los mismos valores que lxs niñxs africanxs. Lo mismo he pensado, dentro de esa pena, observando a través de imágenes lo que está sucediendo hoy en muchas casas. Lxs niñxs, aquí, también tienen derecho a ser educadxs para ser generosxs, para comprender que no pueden pedir más y más regalos cuando ya has recibido 10, 15, 20… Educadxs en el consumo responsable, no en el recibir y recibir; educadxs en que el poseer más cosas no te hace más feliz; educadxs en el ecologismo, en que todos esos regalos envueltos en papel y plástico que contaminan el planeta no son necesarios, y que deben cuidar la Tierra que les hace respirar; educadxs en pensar por qué si hay unos reyes magos que vienen de oriente, antes de venir a repartir aquí regalos, no se pasan también por sus países de origen y reparten un poco de paz para todxs esxs niñxs que sufren nuestras guerras; en que entiendan que eso que han recibido hoy no es algo que se merezcan, ni un derecho, sino que es un desigual reparto de las riquezas; que las vacaciones de estos días no son una fábrica de comer y de consumir, sino un momento especial para pasar más tiempo con las personas a las que quieren; en valorar cada pequeña cosa que tienen sin necesitar poseer más, sin entrar en este perverso juego que vulnera los derechos de la mayor parte del planeta.

Me da mucha pena que estos valores queden relegados a los países del Sur.

Quiero pensar que, en este país, habrá niñxs que hoy sólo hayan recibido un regalo, no porque sus familias no hayan podido llenarles con más, porque hay muchxs niñxs, aquí, que no los han recibido, sino porque así lo hayan decidido, por conciencia educativa, por pensar en el futuro y en qué es mejor para ese ser humano al que tienen que acompañar en su educación, una educación en valores humanos. Quiero imaginar que lo han abierto con mimo, con expectación, que les ha ilusionado, que lo han valorado, que han preguntado si otrxs niñxs en su barrio y en el mundo han tenido la misma suerte que ellxs, que han reciclado las cajas, que han agradecido a los reyes que hayan llegado hasta aquí, que han preguntado por qué no hay reinas magas… Quiero imaginar que vamos a trabajar en la educación, tan intensamente, que estxs niñxs un día puedan transformar la sociedad en la que nosotrxs no estamos sabiendo actuar con justicia.

María Fernández, activista de Mil Colinas

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