Suele ser habitual escuchar a las personas decir que quieren irse de vacaciones a África, pero, “¿a qué país?»
La pregunta, sin duda, sorprende, pero también suele sorprender la respuesta.
– «No lo sé, me da igual, a África, en general»
Ese general sacude y transporta hasta el pensamiento colectivo que configura a África como un país y no como un continente, formado por 55 países (reconocemos la República Árabe Saharaui Democrática).
La tendencia a imaginar África como una masa homogénea, fruto del desconocimiento y alimento de una narrativa dominante, simplifica y reduce a la mínima expresión, un territorio de más de 30 millones de km cuadrados, con una inmensa diversidad de culturas, paisajes, climas, lenguas, personas…
Invitamos a hacer un sencillo ejercicio de reflexión. Pensemos, por un momento, en África. Aferrándonos, todavía, a esa construcción del continente como un «todo» descubrimos otras muchas ideas preconcebidas, juicios, estereotipos. Para comprobarlo, preguntamos a personas de nuestro entorno que dijeran lo primero que se les venía a la cabeza cuando pensaban en «África», sin filtros.
Pobreza
Hambre
Miseria
Sabana
Calor
Violencia
Miedo
Estas son las respuestas más repetidas… ¿Cuál es la imagen que tenemos de los países africanos? ¿Cuál es el discurso blanco dominante? ¿En qué posición les sitúa? A ninguna persona se nos pasa por la cabeza que podamos ver 11 glaciares en el Monte Kenia o visitar vastas playas de arena blanca en Bazaruto,en Mozambique, tampoco hemos pensado que movimientos sociales como “Y’en a Marre” en Senegal o LUCHA en República Democrática del Congo avanzan, conquistando derechos, o en la abundancia de materias primas que hacen de África el continente con mayor número de recursos naturales (curioso que sigamos equiparándolo al adjetivo de pobre…)
Hablar en términos de hambre y violencia, proporciona una visión sesgada que nos posiciona por encima, una vez más. Existe un sólido discurso occidental de que África es pobre y necesita nuestra ayuda, perpetuando conductas deplorables, legitimando estructuras de dependencia.
Hagamos otro ejercicio. Descolonicemos nuestras mentes. Y pensemos que, quizá, las palabras que nos vienen a la cabeza podrías ser reemplazadas por otras, que llevan aparejadas prácticas como saqueo, expolio, beneficios u opresión.
Miramos hacia un continente diverso, rico, plural y heterogéneo. Porque queremos seguir cuestionándonos y reaprendiendo.
Porque hoy celebramos el Día Mundial de África.