“¿Que qué es Urubuto y que qué hacen en Rukara…?”
Antes podía tener dudas en la respuesta, pero tras haber pasado allí dos semanas, compartiendo con el equipo, con las niñas y niños, jóvenes, jugadoras, familias y grupo de madres, y con mi compi María de Mil Colinas, lo tengo claro…
Urubuto es comunidad, es familia, es transformación individual y social, es un espacio seguro, un espacio donde todas las personas se sienten libres y respetadas.
Es un lugar que es mucho más que un campo verde y enorme, más que aulas y biblioteca, y mucho más que una sala enorme multiusos…
Es un espacio construido en comunidad, donde todas las personas implicadas son importantes, porque todas y cada una aporta un valor añadido a este maravilloso proyecto.
Y esto no sería posible sin el gran equipo que forma Urubuto: Diane, Françoise, Tharcisse, Ingabirano y Shumbusho.
Verles trabajar cada día ha sido un regalo, cada mirada de complicidad con las/os niñas/os, cada mensaje, su motivación hacia ellas/os, su energía bonita y positiva, y sobre todo, su manera de ver la vida con la mente siempre puesta en construir un mundo/sociedad mejor, sin dejar de lado la importancia de lo cultural, de lo local y de cuidar a las personas.
Podría nombrar una por una las actividades que más me han emocionado, pero creo que no podría elegir… No importa el contenido de la actividad, sino el ambiente que se genera, la paz que se respira y la alegría de las personas que lo viven, sabiendo que están en un espacio seguro y de libertad, alejadas de la realidad del día a día que para muchas es muy complicado.
Muchas personas me han agradecido el paso por allí, pero las gracias tienen que ser mías; me he sentido incluida y acogida desde el primer momento, como si nos conociéramos de toda la vida…
Es una maravilla poder seguir viviendo esto desde dentro, desde Mil Colinas, porque todas caminamos juntas, aprendiendo y compartiendo este camino duro pero bonito, hacia un mundo justo para todas las personas que lo habitamos, no importa si en Rukara o en Madrid… Todas las personas tenemos el derecho a vivir en paz y en libertad.
Antía, activista de Mil Colinas